miércoles, 10 de diciembre de 2008

Trastorno de Aprendizaje y Trastorno Lector.


El incesante proceso de maduración y aprendizaje que vive todo niño, siendo de gran importancia la etapa escolar que al encontrarse el niño con problemas durante este periodo puede incidir en futuras dificultades en el desarrollo de la personalidad. Al contrario, si este proceso escolar el guiado en forma inteligente y responsable se lograran superar las dificultades en medio de avances significativos.


Los trastornos de aprendizaje son alteraciones que se producen en el proceso de aprendizaje, detectándose un defasaje en el déficit entre las capacidades intelectuales y el rendimiento académico en escritura, lectura cálculo.

Dentro de la inmensa gama de dificultades y trastornos existentes, excluyendo aquellos trastornos provocados por otras patologías, en este caso nos enfocaremos en el trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad lectora o mas conocido como trastorno lector.


Teorías de los Trastornos Específicos de Aprendizaje.


El estudio de los trastornos específicos de aprendizaje empezó a realizarse de manera intensa en la década de 1960. En este periodo surgieron teorías pioneras de estudiosos como Kira (1962); Benton (1971); Birch (1964). En la década de 1970 este trabajo se intensifico en investigaciones mas amplias y con características mucho mas precisas.

El estudio de los trastornos específicos de aprendizaje ha sido desde dos puntos de vista: el enfoque clínico y el enfoque educacional. El primero siendo mucho mas antiguo tiende a relacionar los trastornos con un funcionamiento cerebral alterado, mientras que el segundo enfoque analiza algunas funciones cognitivas y verbales subyacentes al aprendizaje de una tarea determinada.

La primera definición de los TEA habría sido hecha por Kirk en 1962 quien los considero como “un retardo, desorden o atraso en el desarrollo de uno o mas de los siguientes procesos: habla, lenguaje, lectura, deletreo, escritura o aritmética”.
En esta definición entregada por Kirk nos damos cuenta del enfoque mas conductual al cual se enfocaron en aquellos tiempos, siendo Baterman en 1964 quien considero principalmente la discrepancia entre el rendimiento y la capacidad del individuo. Esto provoco que se considerara este déficit como educacionalmente significativa, impidiendo o mejorando la capacidad del sujeto para rendir acorde con su potencial.

En 1982 un comité nacional de los EE.UU., ofreció una definición “oficial” de los trastornos específicos de aprendizaje: “El Trastorno de Aprendizaje es un termino genérico que se refiere a un grupo heterogéneo de alteraciones que se manifiestan en dificultades significativas para adquirir y emplear destrezas para escuchar, hablar, leer, escribir, razonar o calcular. Estas alteraciones sin intrínsecas al individuo y presumiblemente originadas en una disfunción del Sistema nervioso central”.
Esta definición entregada por estudiosos de la época, inserta los trastornos específicos de aprendizaje dentro de una alteración del desarrollo del menor, con un origen cerebral que afecta en los procesos psicológicos superiores afectando por consiguiente el aprendizaje escolar al igual que el desempeño social.

Sin embargo, no todos los modelos teóricos son igualmente operacionales ni presentan el mismo grado de consistencia, algunos explican parcialmente determinados tipos de trastornos siendo insuficientes para una explicación general de todos ellos. El problema del especialista, psicopedagógo en este caso, es tomar en cuenta uno o más enfoques basando su trabajo e investigación posterior en ellos, siendo en algunos casos operacionalmente inútil en algunos casos.



Trastorno Lector.


El trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad de leer, que no está relacionado con el nivel intelectual, ni con problemas de agudeza visual o una escolaridad inadecuada, se relaciona directamente con alteraciones en las funciones específicas de la lectura, pudiendo afectar la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras leídas, la capacidad de leer en voz alta y el rendimiento en las actividades que requieran lectura.
El trastorno lector se caracteriza por una adquisición lenta de las habilidades que participan en el proceso de la lectura.
La dificultad mayor consiste en traducir las letras en palabras, perturbando el acto lector y la comprensión lectora.

Para Vellutino (1979), el desarrollo verbal sería la clave de los trastornos del aprendizaje de la lectura y de las dislexias (Bravo, 1985).
Cuando el niño presenta un desarrollo psicolinguistico normal, favorece la normalidad para adquirir las funciones semánticas, sintácticas y fonológicas del lenguaje, las que a su vez permiten o facilitan el aprendizaje del proceso de codificación – decodificación de letras y palabras. El aprendizaje lector normal necesita una base psicolinguistica, rica en contenidos verbales, que provea al sujeto de una variedad de contextos semánticos que faciliten el procesamiento de la información recibida en la lectura. El lector deficiente sufriría una deficiencia básica en el desarrollo psicolinguistico, que obstaculiza su aprendizaje lectoescrito al no proveerlo de base semántica, sintáctica y fonológica necesaria para elaborar la información gráfica.

De acuerdo con la teoría verbal, en el niño con retardo lector se conjugarían dos factores esenciales: carencia de un ambiente educativo-familiar que lo provea de un adecuado trasfondo lingüístico, rico en expresiones y vocabulario, e insuficiente destreza para procesar adecuadamente la información recibida en los estímulos gráficos, lo cual podría deberse a un funcionamiento insuficiente de ciertas áreas cerebrales funcionales, especialmente del hemisferio izquierdo.
Según Vellutino los retardados lectores serían más deficientes en la codificación y velocidad de procesamiento de la habilidad para captar significados globales, teniendo menos memorización de los contenidos específicos que los niños normales.


El trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad de leer, que no está relacionado con el nivel intelectual, ni con problemas de agudeza visual o una escolaridad inadecuada, se relaciona directamente con alteraciones en las funciones específicas de la lectura, pudiendo afectar la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras leídas, la capacidad de leer en voz alta y el rendimiento en las actividades que requieran lectura.


El trastorno lector se caracteriza por una adquisición lenta de las habilidades que participan en el proceso de la lectura.
La dificultad mayor consiste en traducir las letras en palabras, perturbando el acto lector y la comprensión lectora.

Para Vellutino (1979), el desarrollo verbal sería la clave de los trastornos del aprendizaje de la lectura y de las dislexias (Bravo, 1985).

Cuando el niño presenta un desarrollo psicolinguistico normal, favorece la normalidad para adquirir las funciones semánticas, sintácticas y fonológicas del lenguaje, las que a su vez permiten o facilitan el aprendizaje del proceso de codificación – decodificación de letras y palabras. El aprendizaje lector normal necesita una base psicolinguistica, rica en contenidos verbales, que provea al sujeto de una variedad de contextos semánticos que faciliten el procesamiento de la información recibida en la lectura. El lector deficiente sufriría una deficiencia básica en el desarrollo psicolinguistico, que obstaculiza su aprendizaje lectoescrito al no proveerlo de base semántica, sintáctica y fonológica necesaria para elaborar la información gráfica.

De acuerdo con la teoría verbal, en el niño con retardo lector se conjugarían dos factores esenciales: carencia de un ambiente educativo-familiar que lo provea de un adecuado trasfondo lingüístico, rico en expresiones y vocabulario, e insuficiente destreza para procesar adecuadamente la información recibida en los estímulos gráficos, lo cual podría deberse a un funcionamiento insuficiente de ciertas áreas cerebrales funcionales, especialmente del hemisferio izquierdo.


Según Vellutino los retardados lectores serían más deficientes en la codificación y velocidad de procesamiento de la habilidad para captar significados globales, teniendo menos memorización de los contenidos específicos que los niños normales.
El trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad de leer, que no está relacionado con el nivel intelectual, ni con problemas de agudeza visual o una escolaridad inadecuada, se relaciona directamente con alteraciones en las funciones específicas de la lectura, pudiendo afectar la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras leídas, la capacidad de leer en voz alta y el rendimiento en las actividades que requieran lectura.

El trastorno lector se caracteriza por una adquisición lenta de las habilidades que participan en el proceso de la lectura.
La dificultad mayor consiste en traducir las letras en palabras, perturbando el acto lector y la comprensión lectora.

Para Vellutino (1979), el desarrollo verbal sería la clave de los trastornos del aprendizaje de la lectura y de las dislexias (Bravo, 1985).
Cuando el niño presenta un desarrollo psicolinguistico normal, favorece la normalidad para adquirir las funciones semánticas, sintácticas y fonológicas del lenguaje, las que a su vez permiten o facilitan el aprendizaje del proceso de codificación – decodificación de letras y palabras. El aprendizaje lector normal necesita una base psicolinguistica, rica en contenidos verbales, que provea al sujeto de una variedad de contextos semánticos que faciliten el procesamiento de la información recibida en la lectura. El lector deficiente sufriría una deficiencia básica en el desarrollo psicolinguistico, que obstaculiza su aprendizaje lectoescrito al no proveerlo de base semántica, sintáctica y fonológica necesaria para elaborar la información gráfica.

De acuerdo con la teoría verbal, en el niño con retardo lector se conjugarían dos factores esenciales: carencia de un ambiente educativo-familiar que lo provea de un adecuado trasfondo lingüístico, rico en expresiones y vocabulario, e insuficiente destreza para procesar adecuadamente la información recibida en los estímulos gráficos, lo cual podría deberse a un funcionamiento insuficiente de ciertas áreas cerebrales funcionales, especialmente del hemisferio izquierdo.

Según Vellutino los retardados lectores serían más deficientes en la codificación y velocidad de procesamiento de la habilidad para captar significados globales, teniendo menos memorización de los contenidos específicos que los niños normales.
El trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad de leer, que no está relacionado con el nivel intelectual, ni con problemas de agudeza visual o una escolaridad inadecuada, se relaciona directamente con alteraciones en las funciones específicas de la lectura, pudiendo afectar la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras leídas, la capacidad de leer en voz alta y el rendimiento en las actividades que requieran lectura.

El trastorno lector se caracteriza por una adquisición lenta de las habilidades que participan en el proceso de la lectura.
La dificultad mayor consiste en traducir las letras en palabras, perturbando el acto lector y la comprensión lectora.

Para Vellutino (1979), el desarrollo verbal sería la clave de los trastornos del aprendizaje de la lectura y de las dislexias (Bravo, 1985).

Cuando el niño presenta un desarrollo psicolinguistico normal, favorece la normalidad para adquirir las funciones semánticas, sintácticas y fonológicas del lenguaje, las que a su vez permiten o facilitan el aprendizaje del proceso de codificación – decodificación de letras y palabras. El aprendizaje lector normal necesita una base psicolinguistica, rica en contenidos verbales, que provea al sujeto de una variedad de contextos semánticos que faciliten el procesamiento de la información recibida en la lectura. El lector deficiente sufriría una deficiencia básica en el desarrollo psicolinguistico, que obstaculiza su aprendizaje lectoescrito al no proveerlo de base semántica, sintáctica y fonológica necesaria para elaborar la información gráfica.

De acuerdo con la teoría verbal, en el niño con retardo lector se conjugarían dos factores esenciales: carencia de un ambiente educativo-familiar que lo provea de un adecuado trasfondo lingüístico, rico en expresiones y vocabulario, e insuficiente destreza para procesar adecuadamente la información recibida en los estímulos gráficos, lo cual podría deberse a un funcionamiento insuficiente de ciertas áreas cerebrales funcionales, especialmente del hemisferio izquierdo.

Según Vellutino los retardados lectores serían más deficientes en la codificación y velocidad de procesamiento de la habilidad para captar significados globales, teniendo menos memorización de los contenidos específicos que los niños normales.
El trastorno o déficit específico del desarrollo de la capacidad de leer, que no está relacionado con el nivel intelectual, ni con problemas de agudeza visual o una escolaridad inadecuada, se relaciona directamente con alteraciones en las funciones específicas de la lectura, pudiendo afectar la comprensión lectora, el reconocimiento de las palabras leídas, la capacidad de leer en voz alta y el rendimiento en las actividades que requieran lectura.

El trastorno lector se caracteriza por una adquisición lenta de las habilidades que participan en el proceso de la lectura.
La dificultad mayor consiste en traducir las letras en palabras, perturbando el acto lector y la comprensión lectora.

Para Vellutino (1979), el desarrollo verbal sería la clave de los trastornos del aprendizaje de la lectura y de las dislexias (Bravo, 1985).

Cuando el niño presenta un desarrollo psicolinguistico normal, favorece la normalidad para adquirir las funciones semánticas, sintácticas y fonológicas del lenguaje, las que a su vez permiten o facilitan el aprendizaje del proceso de codificación – decodificación de letras y palabras. El aprendizaje lector normal necesita una base psicolinguistica, rica en contenidos verbales, que provea al sujeto de una variedad de contextos semánticos que faciliten el procesamiento de la información recibida en la lectura. El lector deficiente sufriría una deficiencia básica en el desarrollo psicolinguistico, que obstaculiza su aprendizaje lectoescrito al no proveerlo de base semántica, sintáctica y fonológica necesaria para elaborar la información gráfica.

De acuerdo con la teoría verbal, en el niño con retardo lector se conjugarían dos factores esenciales: carencia de un ambiente educativo-familiar que lo provea de un adecuado trasfondo lingüístico, rico en expresiones y vocabulario, e insuficiente destreza para procesar adecuadamente la información recibida en los estímulos gráficos, lo cual podría deberse a un funcionamiento insuficiente de ciertas áreas cerebrales funcionales, especialmente del hemisferio izquierdo.


Según Vellutino los retardados lectores serían más deficientes en la codificación y velocidad de procesamiento de la habilidad para captar significados globales, teniendo menos memorización de los contenidos específicos que los niños normales.



Lectura carencial o disléxica.


Aparición de varios errores en el proceso de leer: omisión de letras, sílabas o palabras, confusión de letras, de sonidos o formas semejantes, cambiar de lugar las letras o las sílabas, etc.



Lectura con fallas de ritmo.

Lectura bradiléxica: El alumno lee lentamente, con muchas pausas, aunque sin cometer errores.

Lectura taquiléxica: El alumno imprime velocidad en su lectura, se apresura demasiado.

Lectura disrítmica o desordenada: Gran desorden al leer, por momentos lee rápido, como puede hacerlo pausadamente, pero siempre sin guardar el orden, sin respetar pausas ni signos de puntuación.

Lectura vacilante: Presenta falsos arranques, largas vacilaciones o pérdida del sentido del texto que lee.



Lectura con fallas de conocimiento.


Lectura amnésica: el alumno, de tanto oírlo o repetirlo, ha aprendido el texto de la lectura de memoria y aparentemente lee con corrección, pero en cuanto se le indica que lea determinada palabra, sílaba o letra, es incapaz de hacerlo, porque no sabe leer.


Lectura imaginaria: este tipo de lectura se encuentra principalmente en primer y segundo grado, el niño de lectura imaginaria tampoco sabe leer, para hacerlo se vale de las láminas que ilustran al libro o inventa un texto, pretendiendo describirlas.



Lectura con trastornos en la globalización.



Lectura arrastrada: los alumnos que responden a esta dificultad padecen trastornos de la motricidad ocular o de campo visual, no se hallan en condiciones para captar en forma global, total, las palabras que leen. De ahí que prolonguen la pronunciación de la sílaba o la repitan, para ir abarcando con la vista el resto de la palabra que al fin leen.

Lectura repetida: estos alumnos repitan en voz alta carias veces las primeras sílabas.

Lectura repetida silenciosa: el alumno realiza las repeticiones en voz baja, para después leer correctamente.


Lectura de tipo mixta: se trata de una lectura arrastrada y repetida.





Las funciones cognitivas para la lectura pueden ser estimuladas en el niño desde el primer año de vida. Está comprobado que aquellos niños a los que se les lee cuentos o se les relata historias en forma cotidiana, desarrollan su lenguaje expresivo y comprensivo con mayor riqueza y que, por lo tanto, las habilidades de lectura se ven favorecidas.

El tratamiento de la lectura se puede realizar en grupos pequeños de trabajo si comparten la misma problemática, con la supervisón de un coordinador que gradúe la ejercitación de lectura y de texto en los errores individuales, registrándolos en una lista de control. Es importante el seguimiento individual, ya que no todos los niños tienen el mismo ritmo de trabajo y recuperación.

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